¿No sabe que en una carrera todos los corredores corren, pero sólo uno consigue el premio? Corra en tal forma que obtenga el premio. Todas las personas que compiten en los juegos entran a un entrenamiento estricto. Lo hacen para conseguir una corona que no perdurará, pero nosotros lo hacemos para conseguir una corona que durará por siempre.

- 2 Corintios 9:24-25

En mi vida nunca he sido un gran corredor, hace uos años decidí tratar de desafiarme a mi mismo participando en un cuantas carreras de beneficencia. Asistí a talleres para ayudarme a aprender cómo entrenar y correr. Aunque estaba orgulloso de lograr las carreras, la parte más difícil fue dedicar tiempo al entrenamiento y tener la motivación de entrenar semana tras semana, en buenos días y malos días. La única manera en la que pude conseguirlo fue enfocarme en la meta. Una vez que termina la carrera, y despúes de que la emoción de la carrera ha pasado, miro hacia atrás y me doy cuenta de cuánto tiempo y esfuerzo he invertido en el entrenamiento y la preparación para la carrera. Si la razón de que corra se basa en un propósito significativo, noto que la experiencia me parece que merece la pena. Pero para las carreras donde tenía razones superficiales para correr, con frecuencia miraba hacia atrás y me preguntaba por qué había desperdiciado tanto tiempo en entrenar para la carrera. Cuestiono si valía la pena hacer que mi cuerpo pase por el extenuante entrenamiento.

En la vida, somos empujados a participar en una carrera para ser exitosos o para lograr ciertas cosas en la vida. Generalmente, los sueños que son más buscados tienen a muchos que los intentan pero unos cuantos tienen éxito. Aquellos que sí tienen la mentalidad de sacrificar otras prioridades alcanzan esas metas. Tenemos que hacer una pausa y preguntarnos si las metas que hemos elegido son para las que queremos invertir el tiempo para entrenar y correr.

De la misma manera, nuestra fe requiere práctica y autodisciplina. Nosotros entrenamos aprendiendo la Palabra, pasando tiempo con Dios a través de la oración, y estando en hermandad con otros. Una relación saludable con Cristo requiere dedicación y en ocasiones incluso sacrificar otras prioridades de tal forma que nuestro tiempo y energía puedan estar totalmente enfocados en Dios. Pero a diferencia de otras prioridades, cuando el propósito está en el lugar correcto, la recompensa es eterna. La carrera hacia acercarse a Dios es una razón y una experiencia que valen la pena.

Reflexión: Si nuestra fe es como una carrera, ¿cómo entrenaría para ser un mejor atleta en su fe?

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Al explorar los canales de música de alabanza contemporánea y tradicional en Christian Calm Radio, examine nuestro blog semanal. El enfoque de esta semana será en el tema de la autodisciplina, la cual relacionará el entrenamiento para una carrera con entrenar para nuestra fe, en "Corriendo por la Razón".