Les digo que en la misma forma habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve personas justas que no necesitan arrepentirse.

- Lucas 15:7

¿Alguna vez ha perdido algo de valor o importante? Sé que cuando pierdo mis llaves, teléfono celular o cartera, puede ser una experiencia estresante donde mi enfoque, y atención completos se van hacia encontrar el objeto perdido Volvería sobre mis pasos, quizás incluso le pediría a la familia y amigos que me ayudaran a buscar el objeto perdido. Todo lo demás en la vida no pareciera importar hasta que ese objeto perdido es encontrado.

En la parábola de la oveja perdida, Jesús explica que cuando un pastor pierde un oveja, el pastor abandonaba al rebaño en busca de esa oveja perdida. Cuando la oveja es encontrada, el pastor recogía la oveja, cargaba a la oveja sobre sus hombros y reunía a sus amigos y familia para regocijarse por la oveja encontrada. El júbilo que experimenta el pastor, es como describe la alegría que Dios siente y como nosotros los Cristianos deberíamos sentirnos cuando uno de nuestros hermanos o hermanas se arrepiente y viene a casa hacia el Señor.

Hay mucho que puede aprenderse de Lucas 15. La primera cosa que noté es que el pastor sale búsqueda de esta oveja perdida. Como Cristianos, encuentro que encontramos confort en reunirnos con otros Cristianos, como deberíamos. Pero hay momentos en nuestra vinculación en los que terminamos aislando a aquellos que percibimos que no son como nosotros. Huimos de aquellos que creemos que nos llevarían a la tentación y que son "pecadores". Pero la verdad es que todos somos pecadores. Todos somos ovejas perdidas en nuestra propia manera. Y si hay una persona que se ha perdido, Dios nos anima a ir hacia ellos, encontrarlos, y guiarlos a casa con alegría y una celebración de bienvenida. No se supone que simplemente nos quedemos dentro de nuestro rebaño y dejemos que aquellos que han perdido su camino se cuiden solos. Me he sentido perdido muchas veces en mi vida, y hay consuelo en saber que siempre puedo confiar en Dios para encontrarme y llevarme de vuelta casa.

Y cuando se trae a una oveja perdida a casa, es una ocasión de alegría. No es un acontecimiento forzado, ni un momento para juzgar. Sino un momento de celebración de que estamos reunidos con los amigos y familia.

De 100 ovejas, las 99 que son justas no le dan tanta alegría a Dios como la alegría de esa 1 oveja perdida que viene a casa. Esto debería ser una lección para nosotros para que seamos buenos pastores. No debemos ser personas que se enfocan en ser justos a nuestro modo, quedándonos con el rebaño. En su lugar debemos ser pastores que van, ayudan, y que les importa la oveja perdida de tal forma que podamos estar reunidos.

Reflexión: Lea Lucas 15. ¿Has estado perdido en algún momento en tu vida? ¿Cómo le informa esta parábola de la oveja perdida sobre tu relación con Cristo?

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