Romanos es el primer libro de las epístolas de Pablo al que vamos cuando leemos el Nuevo Testamento. La Salvación a través de Cristo y el evangelio en su totalidad es el tema de este gran libro. Aunque no es el primer libro que escribió, su orden en el Nuevo Testamento es increíblemente importante ya que sigue los cuatro evangelios: Mateo, Marcos, y Juan y el libro de Hechos, el cual relata lo que sucedió después de que Jesús fue llevado al cielo e incluye los testimonios de los discípulos y apóstoles de Dios. El testimonio de cómo Dios obró en la vida de Pablo puede verse en todas sus escrituras. Tal vez Romanos está al principio en el Nuevo Testamento porque expresa cómo Dios ha impactado la vida de Pablo Pablo escribió esta epístola a los Romanos cuando estaba en Corinto es aunque nunca había estado en Roma. En ese momento, “Pablo escribió a una iglesia que estaba experimentando un momento de paz relativa, pero una iglesia que él sentía que necesitaba una fuerte dosis de doctrina evangélica básica,“ de acuerdo con Charles Swindoll, un profesor y pastor evangélico (insight.org). Romanos hace justamente eso; provee una doctrina evangélica básica mediante la descripción de la naturaleza del hombre y la necesidad del evangelio, la salvación que Dios ofrece a cada persona, y la transformación que sucede a lo largo del resto de la vida Cristiana. En esta sinopsis de Romanos, examinaremos la salvación, transformación y uso para los Cristianos hoy en día.

La primera parte de Romanos (especialmente los capítulos 1-5) sirve para dos propósitos: para mostrar la necesidad del hombre de un Salvador y cómo esa salvación afecta al creyente a lo largo de la vida. Romanos 1 comienza con la rebelión del hombre y la ira de Dios. El hombre había intercambiado la verdad de Dios por una mentira (verso 25), así que Dios los abandonó a sus insensata mentalidad (verso 28). Esto creó la necesidad de una salvación. El capítulo 3 explica a mayor detalle la necesidad de un Salvador debido a la condición del hombre (verso 23) y cómo Cristo nos corrigió con Dios (verso 22) mediante la gracis y la libertad encontrada en al creer que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados (verso 24-25). Vemos entonces un ejemplo de cómo la salvación afectó la fe de Abraham y cómo esa fe trae la verdadera felicidad (capítulos 4-5). Pablo describe la felicidad que puede producirse a través de problemas y tribulaciones. Esto es algo que él conocía muy bien. Aun cuando Pablo había experimentado la salvación transformadora de Jesucristo en el camino a Damasco, estaba experimentando dificultades en su vida mientras viajaba y era perseguido por su fe. Sin embargo, el sabía que la felicidad de Dios era más que un sentimiento feliz, sino una expresión eterna de la fe que vivía y respiraba en él como resultado de la salvación de Dios. La Salvación cambia al creyente desde el momento de la redención y continúa a lo largo de su vida.

La rectitud a través de la transformación del creyente es el tema de la siguiente parte de Romanos (capítulos 6-11). La vida del hombre es transformada cuando la naturaleza pecadora es reemplazada por la naturaleza espiritual. El capítulo 6:6-7 afirma que “sabemos que nuestra vieja naturaleza pecadora fue crucificada con Cristo para que ese pecado pudiera perder su poder en nuestras vidas. Ya no somos esclavos del pecado. Por que cuando morimos con Cristo fuimos liberados del poder del pecado.“ No tenemos ataduras con nuestra vieja naturaleza, pecadora. Puesto que el nos ha liberado, ya no tenemos que continuar pecando (verso 15) La ley (como se describe en el Viejo Testamento) expone nuestro pecado por lo que es como se describe en el capítulo 7 (versos 7-13). Pablo estaba muy familiarizado con la ley ya que era un Fariseo antes de su conversión a Cristo. Aunque Dios había cambiado su vida, seguía luchando con su pecado diariamente (versos 14-25). El describe su lucha con el pecado y la naturaleza pecadora en el verso 19: “Quiero hacer lo que está bien, pero no lo hago. No quiero hacer lo que está mal, pero aún así lo hago.“ El capítulo 8:1 ofrece la esperanza en medio de nuestro pecado al afirmar, “Por tanto ya no hay ninguna condenación para aquellos que pertenecen a Cristo Jesús.“ El mundo condena las acciones de los hombres, pero Dios ofrece esperanza y no condenación cuando elegimos a Cristo. En el verso 9 Pablo nos dice que no somos controlados por nuestra naturaleza pecadora, sino nuestra naturaleza espiritual si pertenecemos a Cristo. Dios confirmó Su pacto y fidelidad a Israel y todos los Cristianos como se explicó en el capítulo 9-10. Dios ha extendido misericordia que no es merecida a toda la humanidad (capítulo 11). Él nos ama tanto que Él envió a su hijo a cumplir la ley y morir por nuestros pecados aunque no lo merezcamos. Como dice en el verso 33, “Oh, ¡cuán grandes son las riquezas y la sabiduría y el conocimiento de Dios! ¡Qué imposible es para nosotros entender sus decisiones y sus caminos!“ ¡Si se Lo permitimos, Dios nos transformará para ser más como Cristo!

La última parte de Romanos (capítulos 12-16) ofrece el uso para ese periodo de tiempo y la actualidad. El capítulo 12 describe los tipos de dones espirituales que Dios le ha dado a Su gente. A cada creyente se le han dado dones espirituales específicos para ayudar al cuerpo de Cristo a trabajar como un frente unificado. Este capítulo también incluye consejos para la vida espiritual en los versos 9-21 tal como: “Vivan en armonía los unos con los otros. No sean tan orgullosos para disfrutar la compañía de la gente ordinaria. ¡Y no piensen que lo saben todo!“ Este consejo es relevante para el mundo actual como lo fue durante ese periodo de tiempo. Pablo continúa para dar a los Romanos el uso para vivir al decirles que tengan respeto a la autoridad (13:17), vivan vidas espirituales para que todos lo vean (13:8-14), vivan una vida vacía de crítica y condena para otros (14:1-23), vivan para complacer a otros (15:1-13). Finalmente, encontramos el propósito de Pablo en los versos 14-22: predicar el evangelio en lugares donde las personas no han escuchado la verdad. Justo como el propósito de Pablo en la vida era difundir el mensaje de salvación y complacer al Señor en todo lo que hacía, quería que los Romanos vivieran el mismo propósito. Este es nuestro mismo propósito hoy: conocer a Cristo y hacer que Lo conozcan.

El deseo de Pablo para los Romanos puede resumirse en los primeros dos versos del capítulo 12. Dice: “Y así, queridos hermanos y hermanas, les ruego que ofrezcan sus cuerpos a Dios por todo lo que Él ha hecho por ustedes. Permitan que sean un sacrificio vivo y santo—el tipo que él le parecerá aceptable. Esta es verdaderamente la manera de adorarlo. No copien el comportamiento y las costumbres de este mundo, sino permitan que Dios los transforme en una nueva persona al cambiar la forma en que piensan. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena y agradable y perfecta.” La mejor manera de aplicar la felicidad que usted ha encontrado en Cristo y una relación con Él es vivir como un sacrificio cada día. Las verdades y los temas encontrados en Romanos pueden ser una forma de vida para los Cristianos hoy en día. Cristo murió como un sacrificio por nuestros pecados y podemos aceptar Su salvación hoy. Justo como Él fue elevado a una nueva vida, nosotros podemos encontrar una nueva vida y transformación cuando vivimos como un sacrificio cada día.

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